OCHOSI

OSHOSI ES CASTIGADO
Tres veces un cazador llamado Oshosi capturó codornices para complacer aOlofin y tres veces alguien dejó en libertad a las palomas haciéndolo quedar en ridículo.
Cuando por fin pudo entregar una codorniz en manos del Supremo Hacedor, este le dijo: “Pide un deseo y te será concedido.” El joven armó el arco con una de sus formidables flechas y exclamó con furia: “Quiero que esta flecha atraviese el corazón de quien me robó las palomas.”
En medio de un bosquecillo de bambú se escondía Yemú, abochornada por los ultrajes a que la había sometido su hijo Ogún. De su llanto habían nacido los ríos. Era ella con su inmensa bondad, la que había dejado en libertad las codornices que apresara su hijo, a quien había criado a escondidas del padre. La flecha atravesó la inmensidad del cielo y fue directamente a su corazón.
Olofin al verla caer abatida, la reconoció de inmediato y exclamó:
–¡Has matado a mi mujer!
Confundido por el suceso y sabiéndose autor de un terrible crimen, el joven Ochosi pensó: “He matado a mi propia madre”, y se desprendió a correr en busca de un escondite.
Mientras tanto del corazón de la madre brotó un torrente tan fuerte que los ríos crecieron hasta formar los mares.
Ochosi corrió días y días hasta que exhausto cayó rendido a la orilla del mar. Cuando despertó oyó la voz de Yemayá que le decía: “Necesitas tiempo para que se arreglen las cosas. Mientras tanto ve con tu hermanaOshún que vive en el río y ella te esconderá.”
Por aquel entonces Oshún vivía con Inle quien instruyó a Ochosi en los secretos de la pesca y la medicina. Así pasaron algunos años, hasta que un día Yemayá fue en busca de Ochosi para llevarlo ante su padre. Ochosi se postró y pidió perdón. Olofin sentenció:
–Como castigo a tu soberbia trabajarás para siempre con tu hermano Ogún. ¿Tienes algo que decir?
–Sólo quiero que en agradecimiento a Yemayá y Oshún se me deje usar un collar de cuentas azules y amarillas.
–Concedido, pero llevará tres cauris para que nunca olvides las codornices por las cuales mataste a tu madre.
La antigua leyenda
En el signo IROSO OGUNDA (4 - 3),
Ochosi es el mejor de los cazadores, y sus flechas no fallan nunca. Sin embargo, en una época nunca podía llegar hasta sus presas porque la espesura del monte se lo impedía, desesperado fue a ver a Orula, quien le aconsejó que hiciera ebbó. Ochosi y Oggún eran enemigos porque Echu había sembrado cizaña entre ellos, pero Oggún tenía un problema similar. Aunque nadie era capaz de hacer trillos en el monte con más rapidez que él, nunca conseguía matar a sus piezas y se le escapaban. También fue a ver a Orula y recibió instrucciones de hacer ebbo.
Fue así que ambos rivales fueron al monte a cumplir con lo suyo. Sin darse cuenta, Ochosi dejó caer su ebbó (ofrenda, trabajo mágico) encima de Oggún. Tuvieron una discusión fuerte, pero Ochosi se disculpó y se sentaron a conversar y a contarse sus problemas. Mientras hablaban a lo lejos pasó un venado. Rápido como un rayo, Ochosi se incorporó y le tiró una flecha que le atravesó el cuello dejándolo muerto. Ves, dijo Ochosi, yo no lo puedo coger. Entonces Oggún cogió su machete y en un abrir y cerrar de ojos abrió un trillo hasta el venado. Muy contentos, llegaron hasta el animal, y lo compartieron. Desde ese momento convinieron en que eran necesarios el uno para el otro y que separados no eran nadie, por lo que hicieron un pacto en casa de Orula. Es por eso, que Ochosi el cazador, siempre anda con Oggun el dueño de los hierros y metales.
El Camino de Ochosi y Aye
Aye era la mujer de Ochosi. Este era muy mujeriego; por este motivo no le hacia caso a Aye, hasta que se separo de ella. Alumo, que por aquellos tiempos era un hombre fuerte y vividor también, de muy buen aspecto y un poco jactancioso, le sirvió a Aye para provocarle a Ochosi celos. Aye se fue con Alumo a las montañas sin que Ochosi supiera donde estaba Aye, y sin saber donde vivía. Entonces Ochosi decidió seguir una vida de romance en romance.
Alumo se dedico a alardear que le había quitado la mujer a Ochosi, quizás para provocare aun mas celos. De esa manera Elegua y Eshu se enteraron de dichos rumores y decidieron ir a la ciudad a contrarselo a Ochosi, pero este no les presto mucha importancia.
En otra oportunidad se enteraron Eshu y Ogun de que Alumo comentaba que Ochosi era un cobarde. Ellos se lo contaron a este ultimo, el cual se enfureció y, a continuación, cargando con todas sus flechas se encamino a la montaña. Al irse aproximando, Alumo que estaba encima de la montaña lo vio. Sentado y teniendo a Aye en sus piernas espero hasta que Ochosi con su arco le lanzo una flecha que lo alcanza y lo mata, y pudo rescatar a Aye que permanecía aun entre los brazos de Alumo, tomandola y llevandola de nuevo para su tierra
La menstruación
Odé era cazador y vivía con su mujer.
Cuando cazaba algún animal, lo ponía al pie de un árbol para que Olofin tomara de su sangre. Su mujer se dio cuenta que los animales llegaban a casa sin sangre y le peguntó a su marido el porqué. Odé evadió el argumento y ella no quiso insistir.
Días más tarde, la mujer cogió el saco donde Odé metía los animales y le echó cenizas, le abrió un hueco y Odé se fue a cazar dejando el rastro que ella siguió. Estaba ansiosa por descubrir qué hacía su marido con aquellos animales.
Cuando Odé llegó donde acostumbraba hacer las ofertas, Olofin le preguntó con quién había ido. Odé contestó que con nadie. Olofin le dijo que entonces quién era esa mujer escondida detrás de los árboles. Odé contestó que no podía distinguirla. Olofin dijo: “oiga curiosa, si sangre quieres ver sangre tendrás para siempre”.
Así nació la menstruación de las mujeres.